Anna Netrebko se presentó en el Teatro Nacional Eduardo Brito

Anna Netrebko se presentó en el Teatro Nacional Eduardo Brito

La gran soprano rusa Anna Netrebko, ofreció una inolvidable Gala en el Teatro Nacional, acompañada por la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por el maestro José Antonio Molina, teniendo como invitado al tenor brasileño, Martín Muehle y la participación de nuestra mezzo-soprano, Glenmer Pérez.

Con las notas gloriosas de nuestro Himno Nacional, en conmemoración del mes de la Patria, inicia esta noche lírica excepcional.

Luego, escuchamos la Obertura de la ópera “I Vespri Siciliani” -Las Vísperas Sicilianas- de Giuseppe Verdi, los diferentes temas de la ópera son evocados, con un final arrollador en forma de sonata. La sinfónica y su director, reciben merecidos aplausos.

Anna Netrebko hace su entrada y con aire melancólico, inicia la bella aria “Ecco respiro appena…Io son l’umile doncella” -Apenas respiro, soy una humilde doncella- de la ópera Adriana Lecouvreur, de Francesco Cilea. La capacidad histriónica de la gran Diva, proyecta a la humilde servidora, mientras encanta con su bella voz, pasando de hermosos pianissimos hasta alcanzar altas notas, que conmueven al público que le retribuye con prolongados aplausos, los que se escucharían durante toda la noche. Sin duda estábamos conscientes de estar escuchando una de las grandes voces de todos los tiempos.

El evento también contó con la participación del tenor Martin Muehle y la mezzosoprano Glenmer Pérez, quienes añadieron aún más brillo al concierto.

El encanto del arpa nos envuelve, escuchamos las primeras notas del aria “Amor ti vieta”-El amor te prohíbe- de la ópera Fedora, de Umberto Giordano. La pequeña aria, grande por su belleza y dificultad, es interpretada con gran pasión por el tenor Martin Muehle.

Después de estas encantadoras primeras arias, se imponía celebrar, soprano y tenor se unen en el “Brindis” de “La Traviata” de Giuseppe Verdi, y convertidos en los amantes, Violeta y Alfredo, cantan y encantan, “Libiamo ne’lieti calici”-Bebamos de las alegres copas-. Un momento feliz que celebramos todos.

A continuación, la orquesta interpreta, la bellísima Obertura de la ópera “La Fuerza del Destino”, describiendo el carácter trágico de la obra, que inicia con brillantes toques de trompetas continuando con una melodía que parece simbolizar, el desdichado destino de los protagonistas.

De la misma ópera, Anna Netrebko, convertida en Leonor, conmueve con el aria de melodía sublime, “Pace pace mio Dio” -Paz, paz Dios Mio-. El fascinante timbre de su voz, con un color diferente en sus graves y agudos y su capacidad interpretativa, recrean la amargura del momento, la “Fatalita…. Que se convierte en un momento estelar, el público emocionado se levanta… aplaude, aplaude.

En un dueto maravilloso, soprano y tenor, interpretan del cuarto acto de la ópera Aida” de Verdi, “La fatal pietra sopra me si chiuse” -La piedra fatal se cierra sobre mí-, un tercer personaje, Anneris se une, es nuestra gran mezzo-soprano Glenmer Pérez. El histrionismo de la Netrebko y Muehle, unido a sus maravillosas voces, nos transportan a ese momento sublime de amor y muerte, de Aida y Radamés.

Luego del intermedio, se pasa del verismo de Verdi al verismo de Puccini. De su ópera “Tosca”, soprano y tenor encantan en el dueto, “Mario!, Mario!.. Ma falle l’occhi neri”; y en el aria “Vissi d’arte” -He vivido del arte- es un lamento, en el que la soprano deslumbra con sobre agudos brillantes.

Tras el solo melancólico del clarinete, se escuchan las primeras notas del aria romántica “E Lucevan le stelle”-I brillan las estrellas-, un momento estelar del tenor, Martín Muehle.

La hermosa e intensa melodía “Intermezzo” de la ópera “Cavalleria Rusticana”, de Pietro Mascagni, es interpretada con gran nivel por la Sinfónica Nacional, transmitiendo la belleza de la partitura que describe la pasión y dolor del amor no correspondido.

En la bellísima aria “Quando m’en vo” -Cuando me voy sola- de La Boheme, de Puccini, Anna Netrebko, como Mimi, con un “Legato” fluido pasa del pianissimo al fortissimo, con gran musicalidad.

De la opereta “La Princesa de las Czardas” de Emmerich Kálmán, inspirada en los aires romaníes, la soprano, interpreta “Heia, heia. In den Bergen ist mein Heimatland” – En las montañas está mi Patria-. En los que destacan sus potentes registros agudos.

La gran Gala cierra con dos arias de la ópera, Andrea Chénier, de Umberto Giordano. En “Come un bel di maggio” -Como un hermoso día de mayo-. Inicia el arpa, luego el oboe, la voz del tenor entra suave, melódico, Martin Muehle destaca con brillo en las notas altas. En un final apasionado, se unen soprano y tenor y cantan el aria de Andrea y Magdalena “Vicino a te s’acqueta” -Cerca de ti se calma”-.

La prolongada ovación del público, lleva a la Netrebko a un bis. El bellísimo preludio orquestal nos envuelve, la voz de la soprano enternece, es la famosa aria de Lauretta, “O mio babbino caro” de la ópera “Gianni Schicchi” de Puccini. El alargamiento de sus notas altas con un color indefinible, emocionan, su amplia tesitura impacta, un cierre espectacular, inolvidable. Una noche histórica para el Teatro Nacional.

– Carmen Heredia de Guerrero.